Era un domingo cualquiera del mes de marzo, el tiempo empezaba a mejorar aunque todavía podía sentirse el frío rozándote la cara. El sol asomaba entre lo tejados de las casas, los pájaros piaban alegremente en los alrededores del centro de la ciudad. Se notaba que empezaba el buen tiempo porque las calles estaban repletas de gente.
De repente le vi, no podía creérmelo y de echo no estaba 100% segura de que fuese él pero sí, era él.
Era el mismo chico del que llevaba enamorada ¿cuánto? un año o quizás más tiempo.
Era él, estoy segura, con sus pantalones negro pitillo inconfundibles, con su ray ban tapándole la cara, con su camiseta azul de abercrombie que tanto me gusta y que no puede quedarle mejor.
Estoy segura, era él.Sabía que por mucho que me negase a aceptarlo él nunca se fijaría en mi. Pero dicen que "la esperanza es lo último que se pierde".
Sé que soy muy enamoradiza y a veces también un poco idiota pero no puedo evitar estar enamorada de esa sonrisa tan perfecta que me tiene idiotizada, de sus ojos verdes con ese brillo tan característico, de la forma en la que se muerde el labio inferior cuando esta nervioso o avergonzado... de todo, me gusta todo porque me gusta él. Y no me importa tener que gritarlo a los cuatro vientos porque me encanta sentir lo que siento por él.
Sé que suena un poco cursi pero no me importa porque es algo que siento y nunca había sentido por alguien.
Él no esta interesado en mi y probablemente ni siquiera sabe que existo, ni siquiera sabe que lo estoy observando pero por sorprendente que parezca pasa a mi lado y me mira sonriendo de una forma que sólo él sabe hacerlo, de la única forma que sabe hacerlo en realidad y que me encanta sea dicho de paso.
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